Stephen King rinde tributo a Cormac McCarthy

Entrevistas Libros

Stephen King homenajeó al autor en The Guardian

‘A comienzos de este año, mientras #CormacMcCarthy aún vivía, tuve una idea para una historia llamada «Los soñadores». La escribí mientras leía el penúltimo libro de Cormac McCarthy, El pasajero. La historia estuvo muy influenciada por la prosa de McCarthy. De hecho, estaba casi hipnotizado por EL PASAJERO, como cuando leía novelas de McCarthy como TODOS LOS HERMOSOS CABALLOS y su obra maestra, MERIDIANO DE SANGRE. Como mi historia tenía mucho del estilo de McCarthy, se la dediqué.

Cada historia es una puerta cerrada. A veces, no siempre, pero a veces, el estilo es la llave que lo abre. Ese fue el caso de LOS SOÑADORES. En un momento escribí esto:

«Parecía un coronel pájaro que conocí allá en ese otro mundo observando a través de sus binoculares cómo los F-100D y los Super Sabres de la 352a descendían sobre Bien Hoa, preñados de la gelatina de fuego que arrojarían en una cortina naranja, quemando un aborto involuntario en el verde, convirtiendo parte del dosel en cenizas y palmeras esqueléticas. Los hombres y las mujeres también, ellos gritando nahn tu, nahn tu a nadie que pudiera oírlos o importarles si lo hacían.»

Este no es McCarthy, simplemente no tengo su talento, pero habría sido un pasaje imposible de escribir, o pensar, sin él. Muestra no solo su influencia, sino el hechizo que ejercía tanto sobre sus lectores como sobre esos escritores de menor capacidad que admiraban su obra. Fue, en pocas palabras, el último gran novelista hombre blanco norteamericano.

Aunque su prosa indudablemente le debe algo a William Faulkner, finalmente se convirtió en su igual, si no en su superior. Desde MERIDIANO DE SANGRE en adelante, su prosa adquiere una cualidad casi bíblica, alucinatoria en su efecto y evangélica en su poder. Si lo leíste, lo entiendes. Si no, no hay forma de transmitir la pérdida que siento a pesar de que murió a una buena edad, la edad de un patriarca, e hizo su trabajo con la fuerza inquebrantable de uno. Es una pérdida para la imaginación norteamericana, pero como el propio McCarthy podría haber dicho: «Te di los libros y los libros permanecen, sin atenuarse y sin acobardarse».’

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *